Costa Rica: ¿feliz porque es verde y viceversa?

Quizás resulte casi contradictorio, en tiempos en que Haití todavía está muy lejos de reponerse de uno de los más potentes gritos de dolor que el planeta Tierra lanzó en el siglo XXI, hablar de la felicidad y de la conciencia ecológica de los habitantes de otro país centroamericano. Pero es que la vida es así, contradictoria, a toda hora y en todo lugar.

Blogs como Me quiero ir de viaje vienen dejando costancia de la envidiable felicidad costarricense.

Los costarricenses no cesan de destacarse claramente en varios aspectos de su personalidad, en un entorno que, por contraste, no cesa de mostrarlos casi como una curiosidad en el por momentos demasiado homogéneo panorama latinoamericano. Para empezar, es un país sin ejército: sus fuerzas armadas fueron abolidas en 1949 y, según dicen, ni el peligro de una penetración del conflicto entre los narcotraficantes mexicanos −tan cercanos, tan distintos− ha generado entre los ticos reclamo alguno por la vuelta del ejército.

En cuanto a la conciencia ecológica, Costa Rica ha sido el primer país en establecer como objetivo nacional alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono: el plan, que fija ese sueño colectivo para el año 2021, consiste principalmente en la siembra masiva de árboles. Y compromiso está claro que no les falta: mientras que en los años 80 apenas el 20 por ciento del país estaba cubierto por bosques, hoy ese porcentaje ha superado el 50 por ciento.

En el Índice de Desempeño Ambiental 2010, publicado a fin de enero por expertos de las universidades de Yale y Columbia (Estados Unidos) luego de analizar diez categorías y 25 medidores, Costa Rica resultó tercero entre 163 países −sólo superado por Islandia y Suiza−, cuando hace apenas dos años era el quinto.

¿Será por todo esto que, además, la última versión del Índice del Planeta Feliz −ranking anual de la Fundación Nueva Economía− exhibe a Costa Rica en la primera posición mundial? Es muy probable. Y por si quedaran dudas, el IPF establece una relación directa entre felicidad y medio ambiente, a la vez que combina tres variables clave: lo que la gente expresa sobre su bienestar, la longevidad (en Costa Rica la expectativa de vida es alta, 78,5 años) y su huella ecológica (los ticos dejan una baja huella de carbono).

El camino está a la vista: quizás sólo baste repetir varias veces al día “pura vida”, como hacen los costarricenses varias veces por minuto, y empezar a ser consecuentes con esa afirmación.

Fuente: BBC Mundo.

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